Poemas de Antonio Machado

Nos encanta disfrutar de las rimas más bellas, la poesía más hermosas y los versos más profundos, y por ello, hoy hemos recopilado un listado de poesía y poemas de Antonio Machado cortos y de amor que desde Frases.Top esperamos que sean del disfrute de tu sensibilidad y espíritu. ¡Comencemos!

Los Mejores Poemas de Antonio Machado

Antonio Machado fue un poeta sevillano que nació en el año 1875 y fue un representante del Modernismo Español y de la Generación de 98. Cuenta con numerosas obras publicadas entre las que destacan «La Guerra», «Campos de Castilla» y “Soledades”. Entre los poemas de Antonio Machado más conocidos se tienen: Caminante no hay camino, A un olmo seco, El crimen fue en Granada y más, algunos de los cuales puedes encontrar en esta colección de los mejores poemas de Antonio Machado que Frases.Top tiene para ti:

1 A Orillas del Duero

Antonio Machado es un poeta de la Generación del 98, esto quiere decir que sus obras cuentan con toques contemplativos que nos transmiten congoja ante el paso del tiempo y aquello que ocurre en su realidad. Machado, plasma en sus obras el temor que siente ante el destino de España en aquellos días, con versos nostálgicos y pacíficos como los del siguiente poema:

Mediaba el mes de julio. Era un hermoso día.

Yo, solo, por las quiebras del pedregal subía,

buscando los recodos de sombra, lentamente.

A trechos me paraba para enjugar mi frente

y dar algún respiro al pecho jadeante;

o bien, ahincando el paso, el cuerpo hacia adelante

y hacia la mano diestra vencido y apoyado

en un bastón, a guisa de pastoril cayado,

trepaba por los cerros que habitan las rapaces

aves de altura, hollando las hierbas montaraces

de fuerte olor romero, tomillo, salvia, espliego.

Sobre los agrios campos caía un sol de fuego.

Un buitre de anchas alas con majestuoso vuelo

cruzaba solitario el puro azul del cielo.

Yo divisaba, lejos, un monte alto y agudo,

y una redonda loma cual recamado escudo,

y cárdenos alcores sobre la parda tierra

harapos esparcidos de un viejo arnés de guerra,

las serrezuelas calvas por donde tuerce el Duero

para formar la corva ballesta de un arquero

en torno a Soria. Soria es una barbacana,

hacia Aragón, que tiene la torre castellana.

Veía el horizonte cerrado por colinas

oscuras, coronadas de robles y de encinas;

desnudos peñascales, algún humilde prado

donde el merino pace y el toro, arrodillado

sobre la hierba, rumia; las márgenes de río

lucir sus verdes álamos al claro sol de estío,

y, silenciosamente, lejanos pasajeros,

¡tan diminutos! carros, jinetes y arrieros,

cruzar el largo puente, y bajo las arcadas

de piedra ensombrecerse las aguas plateadas

del Duero.

El Duero cruza el corazón de roble

de Iberia y de Castilla.

¡Oh, tierra triste y noble,

la de los altos llanos y yermos y roquedas,

de campos sin arados, regatos ni arboledas;

decrépitas ciudades, caminos sin mesones,

y atónitos palurdos sin danzas ni canciones

que aún van, abandonando el mortecino hogar,

como tus largos ríos, Castilla, hacia la mar!

Castilla miserable, ayer dominadora,

envuelta en sus andrajos desprecia cuanto ignora.

¿Espera, duerme o sueña? ¿La sangre derramada

recuerda, cuando tuvo la fiebre de la espada?

Todo se mueve, fluye, discurre, corre o gira;

cambian la mar y el monte y el ojo que los mira.

¿Pasó? Sobre sus campos aún el fantasma yerta

de un pueblo que ponía a Dios sobre la guerra.

La madre en otro tiempo fecunda en capitanes,

madrastra es hoy apenas de humildes ganapanes.

Castilla no es aquella tan generosa un día,

cuando Myo Cid Rodrigo el de Vivar volvía,

ufano de su nueva fortuna, y su opulencia,

a regalar a Alfonso los huertos de Valencia;

o que, tras la aventura que acreditó sus bríos,

pedía la conquista de los inmensos ríos

indianos a la corte, la madre de soldados,

guerreros y adalides que han de tornar, cargados

de plata y oro, a España, en regios galeones,

para la presa cuervos, para la lid leones.

Filósofos nutridos de sopa de convento

contemplan impasibles el amplio firmamento;

y si les llega en sueños, como un rumor distante,

clamor de mercaderes de muelles de Levante,

no acudirán siquiera a preguntar ¿qué pasa?

Y ya la guerra ha abierto las puertas de su casa.

Castilla miserable, ayer dominadora,

envuelta en sus harapos desprecia cuanto ignora.

El sol va declinando. De la ciudad lejana

me llega un armonioso tañido de campana

¿ya irán a su rosario las enlutadas viejas?

De entre las peñas salen dos lindas comadrejas;

me miran y se alejan, huyendo, y aparecen

de nuevo, ¡tan curiosas!… Los campos se obscurecen.

Hacia el camino blanco está el mesón abierto

al campo ensombrecido y al pedregal desierto.

 

2 Poema a un Olmo Seco

Este poema fue escrito por Antonio Machado en uno de los momentos más duros de su vida, los meses en los cuales su esposa Leonor se encontraba en un estado muy grave de salud a causa de la tuberculosis. Esto podemos verlo en el último verso, en el cual Machado expresa la débil esperanza que sentía por ver a Leonor sana a causa de la primavera como ese olmo viejo del poema, ese que logra reverdecer y que está a punto de morir bajo el hacha del leñador. En este punto empieza un nuevo estilo de lírica para Antonio Machado, una poesía más íntima y llena de dolor:

Al olmo viejo, hendido por el rayo

y en su mitad podrido,

con las lluvias de abril y el sol de mayo

algunas hojas verdes le han salido.

¡El olmo centenario en la colina

que lame el Duero! Un musgo amarillento

le mancha la corteza blanquecina

al tronco carcomido y polvoriento.

No será, cual los álamos cantores

que guardan el camino y la ribera,

habitado de pardos ruiseñores.

Ejército de hormigas en hilera

va trepando por él, y en sus entrañas

urden sus telas grises las arañas.

Antes que te derribe, olmo del Duero,

con su hacha el leñador, y el carpintero

te convierta en melena de campana,

lanza de carro o yugo de carreta;

antes que rojo en el hogar, mañana,

ardas de alguna mísera caseta,

al borde de un camino;

antes que te descuaje un torbellino

y tronche el soplo de las sierras blancas;

antes que el río hasta la mar te empuje

por valles y barrancas,

olmo, quiero anotar en mi cartera

la gracia de tu rama verdecida.

Mi corazón espera

también, hacia la luz y hacia la vida,

otro milagro de la primavera.

Poemas de Antonio Machado

 
Para comprender la poesía no basta solo con leerla, como ocurre con el caso del olmo seco, es conveniente conocer la vida y obra del poeta para poder comprender la profundidad de sus sentimientos y la razón escondida detrás de sus versos. Desde Frases.Top esperamos que este apartado de los mejores poemas de Antonio Machado hayan sido de tu agrado y que su estilo sencillo, directo y especial llegue hasta tu corazón y lo haga vibrar de emoción, no por nada este poeta es uno de los mejores representantes de la literatura española e incluso en su juventud recibió elogios y buenas críticas de parte de Oscar Wilde y Rubén Darío, grandes poetas que leyeron sus poemas.

Poemas de Antonio Machado Cortos

Antonio Machado deleita con su poesía a los amantes de los sentimientos, de los sueños, de esos poemas que transmiten pesar ante el paso del tiempo y que por supuesto, nos transportan a la vida del autor en sus tiempos. Antonio Machado escribe poemas románticos, llenos de desengaño y escepticismo, lleva a nuestras mentes el dolor, la guerra, el amor, lo fugas y vano de nuestras existencias y por supuesto, la preocupación latente por su país y su historia y es que, en los años de vida de Machado, España pasó por la guerra en Cuba y la guerra contra los Estados Unidos, por si fuera poco, la guerra civil sería el acontecimiento que marcaría el fin de la vida de este gran poeta. Si quieres deleitar tu mente, Frases.Top te invita a disfrutar de los siguientes Poemas de Antonio Machado Cortos:

3 Caminante No Hay Camino

Hermosos versos que evocan el camino el de la vida, ese que todos recorremos y que con cada uno de nuestros pasos lo vamos construyendo. Machado recalca la importancia del camino recorrido, esas huellas que hemos dejado atrás y que nos enseñan los errores que no debemos cometer de nuevo:

Caminante, son tus huellas

el camino y nada más;

Caminante, no hay camino,

se hace camino al andar.

Al andar se hace el camino,

y al volver la vista atrás

se ve la senda que nunca

se ha de volver a pisar.

Caminante no hay camino

sino estelas en la mar.

poemas de Antonio Machado Cortos

 

4 Cuando Sea Mi Vida…

Este bello poema romántico está dedicado a la poesía y al amor, habla de cómo Machado dedica su vida a sus versos y como estos tienen una musa específica, a quien le entrega la posesión de todos sus poemas para que los proteja y guarde junto a sus joyas, otorgándole así valor similar valor a sus obras:

Cuando sea mi vida,

toda clara y ligera

como un buen río

que corre alegremente

a la mar,

a la mar ignora

que espera

llena de sol y de canción.

Y cuando brote en mi

corazón la primavera

serás tú, vida mía,

la inspiración

de mi nuevo poema.

Una canción de paz y amor

al ritmo de la sangre

que corre por las venas.

Una canción de amor y paz.

Tan solo de dulces cosas y palabras.

Mientras,

mientras, guarda la llave de oro

de mis versos

entre tus joyas.

Guárdala y espera.

 
El nombre completo de este gran poeta es Antonio Cipriano José María Machado Ruiz, destacó por su poesía rica en adjetivos, descriptiva y muy romántica. Sus versos cortos revelan una gran capacidad de observación y una habilidad única para plasmar el sentir y la magia del mundo que lo rodeaba. Machado sintió una gran atracción al arte y la escritura desde su adolescencia, siendo fanático del teatro, la pintura y el periodismo. Visitaba la Biblioteca Nacional de manera habitual y fue allí donde desarrolló una gran admiración por Lope de Vega. Con el paso del tiempo, Machado debe partir a Paris con su familia, donde empieza a trabajar como traductor, momento el cual conocería a grandes poetas como Rubén Darío y a Oscar Wilde, quienes criticaron de manera muy positiva sus poemas. Este poeta español es uno de los más destacados de su generación y es por eso que en Frases.Top consideramos de vital importancia compartir contigo algunos poemas cortos de Antonio Machado.

Poesía de Antonio Machado

La poesía de Antonio Machado destaca por su romanticismo marcado por el desengaño y el escepticismo. Este gran poeta se inspiraba en temas trascendentales para el ser humano como el amor, el dolor, lo fugaz de nuestras existencias y algo importante para él: el futuro de España. A lo largo de su vida pasó de ser canciller en el Consulado de Guatemala a profesor en Soria, lugar en el que enseñaría francés y donde se enamoraría de Leonor, musa de sus poemas más hermosos y desgarradores. Tal fue el amor de este escritor por la poesía que, luego de su muerte, su hermano José encontró en el bolsillo de su gabán un verso que rezaba: “Estos días azules y este sol de la infancia” se cree que aludía a las tardes de primavera en las que componía para Leonor o en sus paseos en los limoneros. Frases.Top desea que conozcas la poesía de Antonio Machado, por lo que te traemos un bonito poema de amor para tu disfrute:

5 Anoche Cuando Dormía

Este hermoso poema nos transporta a un sueño, a un anhelo del corazón, el cual desea un amor que convierta las amarguras del pasado en dulzura y felicidad, en fuente de energía y vida para avanzar. El poema termina con una alusión religiosa, pues el amor que se busca en sueños solo es el amor de Dios:

Anoche cuando dormía

soñé ¡bendita ilusión!

que una fontana fluía

dentro de mi corazón.

Dí: ¿por qué acequia escondida,

agua, vienes hasta mí,

manantial de nueva vida

en donde nunca bebí?

Anoche cuando dormía

soñé ¡bendita ilusión!

que una colmena tenía

dentro de mi corazón;

y las doradas abejas

iban fabricando en él,

con las amarguras viejas,

blanca cera y dulce miel.

Anoche cuando dormía

soñé ¡bendita ilusión!

que un ardiente sol lucía

dentro de mi corazón.

Era ardiente porque daba

calores de rojo hogar,

y era sol porque alumbraba

y porque hacía llorar.

Anoche cuando dormía

soñé ¡bendita ilusión!

que era Dios lo que tenía

dentro de mi corazón

poesía de Antonio Machado

 
Desde Frases.Top esperamos que esta hermosa poesía de Antonio Machado haya sido de tu agrado. Este gran autor de la literatura española no solo creó hermosos poemas, sino algunos textos en prosa y obras de teatro en coautoría con su hermano, pero su merecida fama se debería a sus delicados versos llenos de descripciones maravillosas que hacen temblar el corazón. Cada verso de machado desborda amor por su país, hermosos principios y mucho amor y romanticismo con un lenguaje muy claro, sin símiles ni metáforas complicadas, son poemas perfectos para quienes se acercan por vez primera a la poesía y para esos ávidos lectores de poemas que gustan de analizarlos según la vida y obra de su autor para conectar en profundidad con los sentimientos que se describen en cada verso.

Poema de Amor de Antonio Machado

Existen muchos poemas de amor de Antonio Machado que podemos mencionar en Frases.Top, pero los más desgarradores y profundos son aquellos dedicados a Leonor, su gran amor y esposa, aquella que murió a causa de la terrible tuberculosis. Machado conoció a Leonor cuando llegó a Soria a enseñar francés, ella era una de las hijas de la familia que rentaba la pensión donde él se alojaba. Leonor era una jovencita de 13 años en aquel entonces y no empezaría su noviazgo con Machado hasta el año 1908 a la edad de 14 años, lo que daría inicio a una linda historia de amor con un amargo final:

6 Poemas a Leonor

Leonor se casó con Antonio Machado a la edad de 16 años en Soria. Lamentablemente, murió tres años después, el 1 de agosto de 1912. Los poemas a Leonor son los más íntimos y dolorosos de Machado, quien los escribe cuando ella enferma, cuando muere y cuando él llega a Andalucía luego de pedir un traslado a Baeza. Mientras ella está enferma él escribe Poema a un Olmo seco, escrito el 4 de mayo de 1912 en el cual llama la atención esta última estrofa:

Mi corazón espera

también, hacia la luz y hacia la vida,

otro milagro de la primavera.

poema de amor de Antonio Machado

 

Cuando sobreviene la muerte de Leonor, Machado escribe estos versos dolorosos en los que describe el drama que vivió su corazón al ver morir a su querida Leonor, al experimentar como la muerte la arrancó de su vida “cortando” el vínculo que unía sus corazones:

Una noche de verano

—estaba abierto el balcón

y la puerta de mi casa—

la muerte en mi casa entró.

Se fue acercando a su lecho

—ni siquiera me miró—,

con unos dedos muy finos,

algo muy tenue rompió.

Silenciosa y sin mirarme,

la muerte otra vez pasó

delante de mí. ¿Qué has hecho?

La muerte no respondió.

Mi niña quedó tranquila,

dolido mi corazón,

¡Ay, lo que la muerte ha roto

era un hilo entre los dos!

 

En esos versos Machado lamenta que la muerte no se lo llevara a él, quien gustoso se habría entregado en lugar de la mujer que tanto adoró. Luego de la muerte de su esposa, Machado escribe poemas llenos de emoción, soledad y desamor, incluso, con tintes religiosos:

Señor, ya me arrancaste lo que yo más quería.

Oye otra vez, Dios mío, mi corazón clamar.

Tu voluntad se hizo, Señor, contra la mía.

Señor, ya estamos solos mi corazón y el mar.

 

Otros poemas nos revelan la esperanza que siente en su corazón ante un posible reencuentro con su amada. Son los poemas más bonitos y también, más desgarradores para quien conoce la historia de amor de este poeta. En «Soñé que tú me llevabas» encontramos también una crítica a la visión de la religión en Andalucía y la creencia del poeta en un Jesucristo que actúa y obra:

Soñé que tú me llevabas

por una blanca vereda,

en medio del campo verde,

hacia el azul de las sierras,

hacia los montes azules,

una mañana serena.

Sentí tu mano en la mía,

tu mano de compañera,

tu voz de niña en mi oído

como una campana nueva,

como una campana virgen

de un alba de primavera.

¡Eran tu voz y tu mano,

en sueños, tan verdaderas!…

Vive, esperanza, ¡quién sabe

lo que se traga la tierra!

 

A pesar de la esperanza que vive su corazón, su mente lo obliga cruelmente a enfrentar la realidad. Esta lucha de esperanza y desamor entre su corazón y su mente queda patente en algunos poemas como el siguiente:

Dice la esperanza: un día

la verás, si bien esperas.

Dice la desesperanza:

sólo tu amargura es ella.

Late, corazón… No todo

se lo ha tragado la tierra.

poemas de amor de Antonio Machado

 

Cuando ya se encuentra en Baeza, Machado recuerda Soria y a Leonor. No importa lo lejos que esté de los lugares que le recuerdan a ella, la tristeza, la soledad y el desamor acompañan al poeta y se trasladan a esta pequeña estrofa de «A orillas del Duero» donde habla con Leonor, le describe el paisaje y termina con un triste pasaje donde describe su soledad, su actual y cruel realidad:

Allá, en las tierras altas,

por donde traza el Duero

su curva de ballesta

en torno a Soria, entre plomizos cerros

y manchas de raídos encinares,

mi corazón está vagando, en sueños…

¿No ves, Leonor, los álamos del río

con sus ramajes yertos?

Mira el Moncayo azul y blanco; dame

tu mano y paseemos.

Por estos campos de la tierra mía,

bordados de olivares polvorientos,

voy caminando solo,

triste, cansado, pensativo y viejo.

 

Un año después, en la primavera de 1913, Machado escribe un poema a su amigo José María Palacio y se lo hace llegar como una carta. En este poema no solo encontramos la belleza de Soria en primavera, sino que recuerda a su esposa y el cementerio «El Espino» en el cual reposan sus restos para pedirle que por favor le lleve flores en su nombre:

Con los primeros lirios

y las primeras rosas de las huertas,

en una tarde azul, sube al Espino,

al alto Espino donde está su tierra…

 

Estos poemas a Leonor son un ejemplo claro de cómo la poesía es una de las mejores herramientas para expresar los sentimientos. Machado sintió una gran pena por la muerte de su esposa y para expresarla se valió de poemas de amor, de desamor, de tristeza, religiosos y más. Casi en cada poema posterior a la muerte de su esposa, Antonio Machado se las arregla para mencionarla al menos una vez. Desde Frases.Top esperamos que estos poemas de amor de Antonio Machado hayan sido de tu agrado y te demuestren que el amor es un sentimiento maravilloso, capaz de inspirar el arte más hermoso y desgarrador. Para finalizar, compartimos contigo las palabras que Machado expresó a su amigo Unamuno respecto a la muerte de Leonor:

«La muerte de mi mujer dejó mi espíritu desgarrado. Mi mujer era una criatura angelical segada por la muerte cruelmente. Yo tenía adoración por ella; pero sobre el amor, está la piedad. Yo hubiera preferido mil veces morirme a verla morir, hubiera dado mil vidas por la suya. No creo que haya nada extraordinario en este sentimiento mío. Algo inmortal hay en nosotros que quisiera morir con lo que muere».

Y ya por fin finalizamos con ese listado de poemas de Antonio Machado de Frases.Top. Si te han gustado, no olvides que puedes ver otros muchos poemas bonitos en la sección principal de Frases.Top. Tampoco te olvides que para estar al día puedes seguir nuestras redes sociales y así no te perderás otros listados de poemas como éste. Y por último, no te olvides tampoco de compartir esta lista para que otras muchas personas puedan disfrutar de nuestro contenido. ¡Hasta pronto!

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